AUGE Y CAÍDA DE LA ELECTRIFICADORA DEL TOLIMA.
Algunos dirán, para que llorar sobre la leche
derramada. Creo que es necesario que la mayoría de las personas, no sigan
creyendo en el “cliché”, que los trabajadores fueron solo los culpables de esta hecatombe y, para aclarar
algunas medias verdades e imprecisiones del exsenador García, pues tristemente,
para muchos lo conseguido por el “pobre”
es robado. La historia hay que contarla, para no repetirla, pero generalmente
esto no sucede; a la electrificadora del Tolima el contratista del BOOT la “capo”
(perdone la expresión) tres veces.
Siempre se soñó con tener una empresa de servicio
eléctrico regional, como EPM, sin directa injerencia política; competitiva que
trabajara para el usuario, con tarifas razonables, no para engrosar el
patrimonio de un particular, como se está haciendo actualmente, sino para
beneficio de todos los usuarios; la esencia
del servicio público, pero tristemente distorsionado por el mal del siglo XX;
el neoliberalismo. Hasta ahora los tolimenses han perdido su horizonte al futuro, pues la
dirigencia Tolimense no solo pública sino privada ha aceptado que el gobierno
central haga y deshaga, interponiendo intereses
particulares a los generales con la región y, para muestra es la eliminación y perdida durante
las últimas décadas del siglo XX de más de
5.000 empleos de entidades oficiales en Ibagué, las cuales las desplazaron a Neiva.
La electrificadora del Tolima nace a finales de la
década de los cincuenta, por una necesidad apremiante, de resolver los reclamos
de cada municipio del Tolima sobre su
servicio eléctrico, pues en cada población, muchas de ellas eran suplidas su
servicio, con plantas de combustible (Diesel, Acpm), no haciendo viable la prestación de este
servicio. El gobernador coronel Velandia hace realidad ese sueño, donde el
mayor aportante fue el municipio de Ibagué con sus pequeñas centrales; Pastales
y Mirolindo y sus redes que compitieron hasta la década de los 70 con la
empresa particular de los Laserna.
La década de los 60, es la época de transición, con
altibajos por el costo del combustible, pues muchas poblaciones como el Espinal,
Melgar, Chaparral, etc., no estaban conectadas a la red nacional. Se comenzó
tímidamente a trabajar en la conexión Nacional, que era la meta para
llevar un servicio estable y confiable y,
con ayuda del gobierno central se
termina las hidroeléctricas de la “Ventana” sobre el río Coello (Chicoral) y, Rio
Recio (La Sierra) sobre el rio del mismo
nombre, con interconexiones de las poblaciones del centro del Tolima en el sur
y norte, con líneas de 34.5 Kv.
La década de los 70, fue el auge de la electrificadora,
los planes desarrollados por el gobierno nacional tiene sus frutos; Plan Prado,
Plan Icel-BID, y termina con el Plan Francés, donde por falta de dinero y con
el pensamiento del gobierno central de esa época de quitar las ayudas al sector
eléctrico, yacen por casi tres décadas pudriéndose elementos necesarios para el
desarrollo y expansión eléctrica en las bodegas de Flandes, esto tiene como
consecuencia más tarde en lo que se refiere a la generación, el apagón general
Nacional en el gobierno de Gaviria. En
esta época, se realiza la interconexión Nacional por medio de líneas de 15 KV,
quedando conectadas todas las poblaciones del Tolima de sur a Norte y de
Oriente a Occidente y, la puesta en
marcha de la hidroeléctrica de Rio Prado. Todo marchaba bien; trabajadores,
ingresos, expansión y, el servicio bajo el mando del insigne gerente Dr. Germán
Hoyos Jaramillo que durante 15 años con toda pulcritud manejo la empresa, a
quien el departamento le negó la condecoración de “Calarca”, por calumnias y errores de quienes querían sacarlo.
Como todo no es prosperidad, desde hacía algunos años
la electrificadora la veían como un botín político y, no lo habían podido
hacerlo por la labor del Dr. Hoyos y su apoyo político de los Jaramillos, se
tenía que buscar la forma, por los puestos y por la electrificación rural que comenzaba a dar
votos, donde se le dio bienestar a nuestros campesinos, pero no se previó la
entrada de estos al mundo del consumo, por ejemplo; se cambio el molinillo de
madera por la licuadora etc., y así
sucesivamente. Las garras políticas estaban listas para caer sobre la electrificadora
y el camino se prestó; el Dr. Hoyos cometió el error de querer seguir de
Gerente, perdió el apoyo político de sus familiares Jaramillos, problemas
familiares y personales cayeron sobre él y, la llegada a la presidencia de Belisario
Betancurt, el partido conservador vio la oportunidad de llegar al mando de la
electrificadora.
Es la década de los 80, la década del desastre
económico de la Empresa, en primer lugar Hidroprado cuya generación total era
del Tolima, el gobierno Central con beneplácito de los políticos Tolimenses,
parte su generación con porcentajes que deja al Tolima solo con el 60% y, el
resto para el Huila y Cundinamarca sin razón alguna. Llega la estratificación, una idea muy loable, pero
en la realidad no ha sido como lo creyeron los que la implantaron, baja los
recaudos en un 30%. No solo se bajaron sus ingresos, sino que la Empresa tuvo
que subsidiar los extractos 1 y 2, los más numerosos de los usuarios en el
Tolima, por casi 10 años, sin ninguna retribución en este gasto. La
electrificación rural, un objetivo esencial para el desarrollo de la región, se
construye generalmente con ingresos de la electrificadora pues los aportes
Nacionales, siempre llegan tarde y sus costos a veces en la realidad llegan al
30% más costoso como fue diseñado. Esto no solo sucede con los proyectos de las
electrificadora sino también con los proyectos de la Federación de cafeteros. En un informe que le presente al Dr. Hoyos en
sus últimos años de su gerencia le mostré que la empresa había gastado más de
$50 millones de dólares en estos subsidios y, para rematar como el partido
conservador no pudo obtener los puestos de los altos funcionarios, con
complicidad del jefe de personal, y el beneplácito del subgerente de filiales y,
con algunos estudios de reforma administrativa,
se aumento la nomina de 500 personas a mil, incluyendo burocracia en
altos puestos.
El señor Jaime Osorio, tolimense oriundo de Anzoátegui,
quien nos había podido colaborar en este periodo, nombrado como subgerente de Filiales de Icel,
hizo todo lo contrario; Por el afán de “dinamitar” la estadía del Dr. Hoyos,
nos creó una mala fama Nacional de burócratas sin oficio, nos vinculo con
costos altísimos a una línea para ampliar el servicio al Huila Tolima y
Girardot, donde nos embargaron las cuentas por no pagar el cable usado en ella,
por la electrificadora de Santander donde el era el representante de Icel en la
junta directiva, auspicio la electrificación rural para su municipio en dólares
a costillas de la electrificadora, no quiso
apoyar la construcción y su respectiva subestación de Melgar que nos había
evitado el famoso BOOT y, fue el punto
final de la electrificadora. Como buen Tolimense en los puestos públicos
Nacionales, para su región no le sirvió nada su estadía en este alto puesto,
fue todo lo contrario, marco el camino final.
Termina este periodo con una gran crisis económica,
traen como salvador al Dr. Nichols con
beneplácito de la dirigencia privada especialmente la ADT, un funcionario que
se había caracterizado en el Icel por borrachín, inepto, lo único que
sobresalía era la afinidad política por parte de su hermana, una relacionista
importante en el ámbito Nacional. Fue un alivio para el Gerente del Icel, que
se fuera para el Tolima; pero la administración de este personaje no fue un
éxito, pues los problemas de la Electrificadora crecieron.
Como los malos eran los trabajadores, la solución
fue eliminarlos y, lo hacen con dos indemnizaciones
que cuestan aproximadamente $30.000 millones, que es una de las cosas que anota
el exsenador García, no tanto por la indemnización sino por la forma como estos
trabajadores la gastaron. Qué diferencia hay entre un BOT que costo $75.000
millones de pesos, costos obtenidos por un contratista por su labor de 3 años,
a $30.000 millones conseguidos por casi 1000 trabajadores por su labor de 50 años.
Y eso que en el caso del BOOT, un conocido jurista tolimense que ahora es asesor
de la alcaldía de Ibagué, solicitaba
$150.000 millones. Que tragón despiadado?
El punto final de toda esta historia resumida, que
parece más una novela es el BOOT, cuyo objetivo fue mejorar el servicio en la
zona de Melgar, Icononzo, Cunday, Carmen de Apicalà, donde la gente de la
comarca se sublevo en los primeros años de la década de los 90 con razón. Sin
dinero y, con un hecho apremiante se encontró con un nueva forma de financiar
obras en el sector eléctrico, era la modalidad del BOOT, implantada en el país
después del apagón de Gaviria. Modalidad donde un contratista hábil podía
usarlo y jugar como público y privado para su propio bienestar y, este lo consigue
por medio de una junta directiva amañada con gerente incluido, donde el representante del Ministerio Omar
Cárdenas es su mejor representante, quien había hecho esta tarea también en el ICEL con
dos contratos (Subestación San Felipe y Subestación Mirolindo) y, una junta
donde la mayoría no cumplían su labor a cabalidad, con excepción de Besariòn Moreno
que en paz descanse; en las actas están todas sus objeciones, a la forma como
fueron ampliando el proyecto de $4.500 millones a casi $25.000 millones,
incluyendo casi todo por contratar en esa zona, hasta jardineros en dólares, de
un “charrascal” en la subestación de Flandes. Sin razón alguna. La única
sanción de este caso fue hecho contra Omar Cárdenas y el exgobernador Peñaloza
que en paz descanse de destitución de sus puestos, años después de haberlos
dejados por la Procuraduría.
Pero el que más contribuyo a este contrato fue el señor Hernando Mejía, sin experiencia en el sector eléctrico, creo
que solo conocía de electricidad en el “tábano” que le colocaba al ganado
cuando lo subía a los carros de transporte, veterinario, una buena persona como
se dice, nombrado por aceptación de la ADT, según el exsenador García (No creo) cuya gerencia en el Fondo Ganadero
y la Electrificadora fue un completo fiasco; “un mico en una vidriera”, como
dijeron cuando el general Mosquera llego al poder por primera vez en el siglo
XIX firmo todo lo que el contratista
puso en su mano, hasta que una protesta general de los ingenieros, lo
obligo a dejar el puesto. Quien lo
nombro es la pregunta del millón? Si no fue García quién?
Dándole la estocada final está el señor Peñaloza,
quien su administración con sus “áulicos” fue otro desastre y, cuya contratación no ha tenido ninguna sanción
pues firmo antes de irse, contratos y adjudicación en un periodo de 15 días,
con clausulas imposibles de cumplir, sino solamente por los”bendecidos” por una
suma de $30.000 millones, contratando hasta los mensajeros.
Todo esto hecho por tolimenses, donde mostraron solo
beneficiarse mutualmente, el gobierno Nacional no vio otro camino sino de
vender, tristemente creímos caer en manos expertas con experiencia y dinero,
pero fue todo lo contrario, además según
el exsenador se hizo violando todas las disposiciones al respecto, cayendo
en un personaje cuyo objetivo es hacer
capital con el dinero de los usuarios, con el beneplácito de la clase dirigente
y privada. Porque no hay una investigación sobre este caso, señor Fiscal muy
amigo y exasesor jurídico de estos señores?
Señor exsenador García, si “Hidroprado” se lo
cambiaron por un “plato de lentejas”, la
Electrificadora fue por nada y, no fue
entregado su valor al Tolima, como lo hicieron con el dinero de la Electrificadora
de Boyacá al departamento de Boyacá recientemente, porque? A que se debe ese
tratamiento señores congresistas, con esta región. Es que somos los “pendejos o
los mensos” del país? Despierten en sus
curules no solo no calienten sus puestos sino hagan algo por su región?