domingo, 11 de diciembre de 2011

El manejo de ENERTOLIMA es una concesión o una prestación del servicio público?.
Por: Hugo Neira Sánchez
De acuerdo a la constitución del 91, a los nuevos dueños de EnerTolima debe haberles dado una concesión, esto creemos  pues hasta ahora ha sido un secreto como el Estado cedió a EnerTolima, pagando una bicoca y,  lo demás fiado. No se conoce cuáles son sus obligaciones a largo plazo, y es necesario que los nuevos gobernantes tanto el Alcalde de Ibagué, que es el jefe del mayor mercado en el Tolima y,  el  Gobernador conozcan cuales son las proyecciones de infraestructura a largo  plazo, pues la energía eléctrica es la base de cualquier desarrollo económico.
El alcalde elegido de Bogotá el señor Petro,  ha puesto sobre la mesa de discusión de conformar una sola empresa de Servicios públicos, como la EPM (Empresa públicas de Medellín) que no solo beneficie  a los inversionistas, sino a la base de estas instituciones, que son los usuarios. Nadie pude negar que la EPM (Empresas publicas de Medellín), es ejemplo excelente de  cómo manejar  las empresas del servicio público en Colombia.
En este  año  cumplimos 20 años de nuestra constitución y colocando en balanza en lo que se refiere a los servicios públicos, hemos visto los resultados cuando se le cede este objetivo a una empresa privada; hay una gran diferencia entre una concesión y una prestadora de servicio. La concesión como se hace con una carretera, al concesionario solo le interesa cobrar el peaje, no importa que a cada metro el usuario caiga en un hueco, lo único que le importa es que circulen, y le pague;  tristemente es muy diferente a una prestación de servicio, está a años luz, pues  desgraciadamente en los servicios públicos especialmente en agua y luz en Colombia,  no nos ha ido bien; Vea los casos de Manizales en agua y, numerosos municipios que no tienen forma de tener un servicio eficiente en agua y,  la forma como han cedido esas concesiones de energía eléctrica a entidades que solo les interesa su propio bolsillos, quedando los usuarios de últimos, en la escala del servicio, muy diferente  al objetivo  de  la constitución del 91 y, la ley eléctrica, que originalmente tuvo buenas intenciones, pero ha fallado y,  hasta ahora parece que metieron  “gato” por “liebre.”
Los inversionistas en el sector eléctrico, se encuentran con un “filón de oro”, no necesitan construir una empresa, tienen un mercado ya constituido grande,  infraestructura para seguir prestado un servicio, solo necesita unos retoques no costosos, desmintiendo la queja que no habían encontrado infraestructuras y, no se afanan de hacer nuevas infraestructura, ni de bajar tarifas para que sean competitivas, porque sus fines no es de prestar un servicio, sino “ordeñar” el sistema que se les cedió, esto con el fin de para pagar los créditos adquiridos por los costos de su adquisición. Esto solo sucede en este país corrupto de Colombia.  En lugar de invertir como fue la idea, es todo lo contrario, el usuario le paga sus deudas y a la vez le hace crecer su capital.
Lo que quiere Petro y todos los colombianos es que los servicios públicos sean realmente prestadores de un servicio, y no solo beneficie  los posibles “inversionistas” sino en gran proporción  a los usuarios. La corriente del Neoliberalismo y los problemas que se tenían en los sectores de servicios públicos en la década de los 90, hizo que esta nueva forma de intervención de los privados era necesaria y, que entraran a invertir en este sector,  como lo estaban haciendo en las concesiones de las carreteras y, a la vez el Estado se desentendiera del problema que tenia; pero era un problema con los políticos y del gobierno, no de los usuarios, quienes al final están pagando el “pato”. Pero como todo en Colombia desde la Independencia, lo hacemos al revés, esto solo ha  beneficiado a unos pocos, pues estas concesiones  no han sido afortunadas, se las han dado a personas e entidades que no aportan nada,  sino que antes cogen estas Empresas como “vacas lecheras”, y les sirve  para acrecentar su capital y comprar otras Empresas, con dinero que debe ser para inversión en la infraestructura, como es el caso de EnerTolima.  
Unas palabras de Petro sobre aglutinar las empresas publicas como EPM (Empresa pública de Medellín),  desato la controversia,  y los que quieren que no se corrijan estos errores saltaron a la “palestra”,  como  fue el editorial del periódico “El Tiempo del día 5 de Diciembre donde dice textualmente: “Que los privados puedan prestar servicios públicos es tan hijo de la Constitución de 1991 como el nuevo alcalde. Y la energía eléctrica en la capi­tal es uno de los ejemplos para mostrar. ¿O los bogotanos que­rrán regresar a los tiempos en que los monopolios estatales, burocratizados e indolentes, dominaban desde la basura hasta los teléfonos y la cali­dad dejaba mucho que de­sear? El alcalde Petro está en mora de enviar un mensaje de tranquilidad y garantizar que la Empresa de Energía segui­rá con la solidez administrativa y la continuidad gerencial necesarias para cumplir con su plan corporativo.” Considero que no es solo pontificar, sino hacer un balance de lo bueno y lo malo del modelo que copiamos de Inglaterra y,  ver el beneficio real que ha tenido el usuario, especialmente en tarifas, que en Bogotá son agobiantes
Tenemos el desastre en el servicio del agua en Manizales, y el de servicio eléctrico en la Costa, con los españoles, y  en el Tolima y, en Pereira con EnerTolima, pues esta ultima solo le interesa cobrar, mantener las redes, capitalizar a costillas de los usuarios, regalar premios para tenerlos contentos como en el “circo romano”, hacer fastuosas fiestas para sus amigos de las entidades que deben controlarlos, y contratar a costosos abogados para que con su sapiencia publique a diestra y siniestra,  que los Nule no tuvieron que ver con EnerTolima, negando todas la información que llega continuamente, como fue por ejemplo la visita a la Superintendencia de Sociedades, de uno de los Nule, para que les devuelvan  las acciones que compraron de EnerTolima, con el permiso indebido del Ministerio de Minas y Energía, o de la Superintendencia de Servicios, para poder pagar con estas a sus acreedores. 
Considero que esta forma de Concesión de la constitución del 91, se realizo contra EPM (Empresa pública de Medellín), dizque para evitar monopolios y,  la envidia de muchos políticos con los avances de esa empresa bien manejada,  donde los políticos no habían podido meter sus manos. Como resultado limitaron que esta Empresa contribuyera al progreso del sector eléctrico, más bien entregar estas Empresas a cualquiera,  no importaba que no tuviera experiencia ni formas de invertir, perjudicando seriamente a la larga a los usuarios.
No es la primera vez, que con las buenas intenciones de los constituyentes, causen a la larga  problemas graves; es el caso de la constitución de Rionegro de 1863, que fue realizada como un rechazo a Mosquera, y se aprobó uno de los puntos álgidos que causaron revoluciones: el Federalismo. Al contrario de los Estados Unidos, donde los Estados independientes se unieron para formar una Nación, aquí,  un país se dividió para hacer Estados, donde se impusieron como siempre los caciques políticos y se acrecentó grandes problemas de gobernabilidad. Lo mismo paso con los servicios públicos en la constitución del 91, especialmente el de la energía eléctrica se legislo  contra EPM (Empresa pública de Medellín), pero lo que resulto fue peor de lo que se combatía, que era el monopolio; tarifas de energía en ascenso, poca infraestructura y, uso indebido de los dineros recaudados en otros menesteres diferentes al objetivo inicial. Petro tiene la palabra, pero para él va hacer difícil cortar este nudo “gordiano”, hay muchos intereses en contra, para corregir estas grandes anomalías, que van contra los usuarios.