domingo, 17 de junio de 2012


La tierra es para quien la trabaje!
Por: Hugo Neira Sánchez
Este debe ser el eslogan de la restitución de las tierras, que le fueron arrebatadas a sangre y fuego a miles de colombianos, para formar grandes haciendas y fomentar los grandes cultivos, que según el gobierno Nacional anterior era el ideal para el país y,  lo reafirmo con el regalo de Ingreso-Seguro.  En un transporte terrestre  que viaje a Bogotá en el momento que salió a la “luz” el problema,  se planteo entre los viajeros esta ayuda; un señor que iba en ella, manifestó que estaba bien que esa ayuda llegara  a los ricos, pues ellos lo invertirían, daría empleo etc.,, mientras que los pobres al momento de recibir este dinero lo gastaría en sus necesidades primarias y a veces en trago. Metí como dice “la cucharada” y, le dije;  esto es media verdad,  pues mientras los ricos lo gastan en viajes,  carros y, amasan su riqueza, los pobres primero tienen que llenar sus necesidades, gasto invertido en el país, mientras los ricos generalmente lo despilfarran en el extranjero. Esta es la gran diferencia manifesté. Por lo menos este señor no volvió a hablar.
El problema de tierra comenzó con la llegada de los españoles; Durante la Conquista y Colonia se impuso la encomienda, o sea la repartición de tierras entre los invasores, envalentonados ante el inmenso poder de sus armas. Y sus antiguos propietarios o poseedores en colectividad pasaron a la condición de esclavos o servidores del extraño amo o señor que se imponía por la fuerza. La legislación romana tenía como origen del derecho de propiedad impuesto por la Conquista. Las tierras despojadas se consideraban de dominio parti­cular y también de propiedad del estado. El derecho español asimiló a la romana en la expropiación y esclavización de territorios y pueblos sometidos. Dividió de igual manera las tierras conquistadas en América: la encomienda para los particulares y privilegiados y los baldíos para la Corona. Por la Real Cédula 14 de 20 de noviembre de 1578, Felipe II consideró del patrimonio real "los baldíos, suelos y tierras que no estuviesen concedidos por los señores Reyes y nuestros predecesores". Esto, para conceder merced y ampliación de la enco­mienda, el trasplante feudal europeo al Nuevo Mundo. En el gobierno del Presidente don Antonio González, se estable­cieron los títulos de propiedad, hacia 1590. Así fueron establecidas por primera vez las notarías para la legalización de las propiedades a los encomenderos, que los próceres de la independencia sustituyeron por el latifundio. Al respecto, el economista mexicano Manuel Aguilera Gómez, dice: "...A los nativos no les importaba la prisión de Fernando VII ni estaban preparados para entender asuntos políti­cos europeos; a los nativos les dolía su miseria, y lo que les importaba era mejorar siquiera un poco sus angustiosas condiciones de vida; les importaba tener un pedazo de tierra para alimentarse y alimentar a su familia. Sufrían en carne propia las injusticias de los hacendados, a quienes odiaban con odio acumulado a través de generaciones. En su condición de parias sabían vaga e imprecisamente que ellos tenían derecho a un pedazo de tierra usurpado por la fuerza y la arbitra­riedad[1] Aunque muchos historiadores modernos manifiestan que en España no hubo propiamente un feudalismo.
Cuando el país se convirtió en República, comenzaron realmente el problema de las tierras, primero los “ejidos” que eran porciones grandes de tierra alrededor de las poblaciones que fundaron los españoles, las cuales eran empleadas para que las usaran los pobres de estas poblaciones especialmente para el pastoreo. A estas fueron las primeras que le echaron el ojo los ricos de ese tiempo. Mientras los resguardos cuyos territorios siempre fueron defendidos, aunque no queramos manifestar esto, por los Monarcas Españoles de la voracidad de los conquistadores estuvo al vaivén de la política, primero tratando de usar los miles de indígenas que vivían en ellas y, este fue uno de los motivos del grito de independencia en 1810, de nuestros padres de la patria, tres meses de este grito consiguieron esto y, luego fue la propia tierra que ha recibido furiosos embates para destruir esta forma de gobierno y, poder  quedase unos pocos con estas tierras.
El eslogan o titulo de este articulo, la mayoría de los colombianos creen que nació en el siglo XX después de la primera revolución agrícola en el mundo, como fue la revolución Mexicana, antes de la revolución Rusa pero no fue así; el primero que la pronuncio en este país fue nuestro insigne líder liberal del Radicalismo Liberal: Manuel Murillo Toro, tolimense, el “Echandìa del siglo XIX” con mucho honor Con las ideas revolucionarias que tenía, los contrincantes lo llamaban “comunista”, apenas en esa época comenzaba a entenderse lo que significaba esta palabra, pues el poder comunista no apareció sino 60 años después. Irónicamente Murillo Toro y Echandìa en el inicio de sus ideas políticas, fueron “socialistas”, pero en el transcurro del tiempo al ver la realidad se volvieron pragmáticos, es tanto que Echandìa termina diciendo que “Colombia era un pueblo de cafres”, al referirse como se manejaba los asuntos políticos, económicos  y sociales por los políticos, que los refunden para desgracia de los pobres, en uno solo.
En la mitad del siglo XIX, no había tanta presión de tierra, como existe actualmente pero, Murillo Toro presentó ante el Congre­so de 1 852 un proyecto de ley de tierras, que, por lo novedoso, se le motejó de "comunista": "... Nadie podía adquirir en la Nueva Grana­da más de mil fanegadas de tierras baldías, aun cuando las tierras hayan sido antes de propiedad particular, si las tierras compradas no se cultivan dentro de cinco años, su propiedad volverá a la Repúbli­ca". En artículo publicado en "El Neogranadino" (octubre 15 de 1853), decía al respecto: "...Porque si todavía el mal no es bastante sensible porque el país apenas empieza a desenvolver su fisonomía industrial, y la clase de los propietarios territoriales aún no han extendido su influencia, ni acaso percibídose de su poder, sin embar­go, es ahora que pueden acometerse sin mayores inconvenientes esas reformas sin las cuales las políticas quedarán frustradas en sus efectos"[2]   
El gobierno de José Hilario  López quien comenzó la segunda Independencia de Colombia  con sus avanzadas reformas económicas, no estuvo de acuerdo con el  proyecto de ley que había presentado Murillo limitan­do a mil fanegadas las compras y adquisiciones de tierras baldías, aun cuando éstas hubieran pasado a ser de propiedad particular  y, que si las tierras compradas no se cultivaran dentro de 5 años, su propiedad volvería a la República. La negativa del congreso y del presidente en aprobar esta ley, hizo renunciar a Murillo de la secretaría de Hacienda.
El minifundio que ha arrrinconado a nuestros campesinos, ha sido efectivo para que este se desplace hacia las grandes ciudades; Barba Rincón, en su obra "Apuntes históricos del movimiento sindical en Colombia", afirma: "El desarrollo de la producción agraria en Colombia no ha tenido una expansión que le permita salir del marco del minifundio, a pesar de que ha sido considerado como un país agrícola, se encuentra en dificultades para autoalimentarse debido a la falta de planificación y estímulos. El minifundio hace que el campesino tenga que vender sus productos a precios incluso por debajo de su valor, a costa de no tener ni siquiera lo necesario para el mantenimiento y reproducción de la fuerza de trabajo. Manifestación de este hecho es el proceso de descomposición del campesinado más pobre, su proletarización y final expulsión del campo.”[3]
Pueda ser que el gobierno de Santos, llegue  al objetivo que persigue, pues 500 años de problemas con la tierra en todos los aspectos, sociales, políticos etc., es difícil que en cuatros años o más se resuelva, pues  muchos son los interesados con poder  de ir contra “la ley de restitución de tierras”, escondiéndose  en la oscuridad. La tierra les ha dado poder y, es difícil  quitarles esta “joya de la corona”,
Resumir en un artículo el problema de la tierra en Colombia, cuyo reflejo en el mundo es similar y difícil, cuya historia tiene numerosos capítulos, es imposible; Conquista, grito de la independencia, República, ejidos, resguardos, desamortización de bienes eclesiásticos, colonización Antioqueña, entrega de tierra Nacional por deuda exterior, entrega de territorio Nacional  para que un gobierno extranjero sea radicalista, Gobierno de Alfonso López Pumarejo, la violencia de los años 50, Reforma agraria, el Chicorazo, Farc, Paramilitarismo, ingreso-seguro, transgénicos, biocombustible, restitución de tierras etc. La historia de la tierra en Colombia, es realmente nuestra historia política. Todos tenemos “raíces” campesinas, para el bien o para mal. 
[1] Jesús C: Torres Almeida Manuel murillo toro caudillo radical y reformador social Ediciones El Tiempo Volumen III Bogotá D:C 1984 Editorial Printer Colombiana LTDA.