sábado, 15 de septiembre de 2012



AUGE Y CAÍDA DE LA ELECTRIFICADORA DEL TOLIMA.
Algunos dirán, para que llorar sobre la leche derramada. Creo que es necesario que la mayoría de las personas, no sigan creyendo en el “cliché”, que los trabajadores fueron solo  los culpables de esta hecatombe y, para aclarar algunas medias verdades e imprecisiones del exsenador García, pues tristemente, para muchos  lo conseguido por el “pobre” es robado. La historia hay que contarla, para no repetirla, pero generalmente esto no sucede; a la electrificadora del Tolima el contratista del BOOT la “capo” (perdone la expresión) tres veces.   
Siempre se soñó con tener una empresa de servicio eléctrico regional, como EPM, sin directa injerencia política; competitiva que trabajara para el usuario, con tarifas razonables, no para engrosar el patrimonio de un particular, como se está haciendo actualmente, sino para beneficio de todos los usuarios;  la esencia del servicio público, pero tristemente distorsionado por el mal del siglo XX; el neoliberalismo. Hasta ahora los tolimenses  han perdido su horizonte al futuro, pues la dirigencia Tolimense no solo pública sino privada ha aceptado que el gobierno central haga y deshaga,  interponiendo intereses particulares a los generales con la región y,  para muestra es la eliminación y perdida durante las últimas décadas del siglo XX de más de  5.000 empleos de entidades oficiales en Ibagué,  las cuales las desplazaron a Neiva.
La electrificadora del Tolima nace a finales de la década de los cincuenta, por una necesidad apremiante, de resolver los reclamos de cada municipio del Tolima sobre  su servicio eléctrico, pues en cada población, muchas de ellas eran suplidas su servicio, con plantas de combustible (Diesel, Acpm),  no haciendo viable la prestación de este servicio. El gobernador coronel Velandia hace realidad ese sueño, donde el mayor aportante fue el municipio de Ibagué con sus pequeñas centrales; Pastales y Mirolindo y sus redes que compitieron hasta la década de los 70 con la empresa particular de los Laserna.
La década de los 60, es la época de transición, con altibajos por el costo del combustible, pues muchas poblaciones como el Espinal, Melgar, Chaparral, etc., no estaban conectadas a la red nacional. Se comenzó tímidamente a trabajar en la conexión Nacional, que era la meta para llevar  un servicio estable y confiable y,  con ayuda del gobierno central se termina las hidroeléctricas de la “Ventana” sobre el río Coello (Chicoral)  y,  Rio Recio (La Sierra)  sobre el rio del mismo nombre, con interconexiones de las poblaciones del centro del Tolima en el sur y norte, con líneas de 34.5 Kv.
La década de los 70, fue el auge de la electrificadora, los planes desarrollados por el gobierno nacional tiene sus frutos; Plan Prado, Plan Icel-BID, y termina con el Plan Francés, donde por falta de dinero y con el pensamiento del gobierno central de esa época de quitar las ayudas al sector eléctrico, yacen por casi tres décadas pudriéndose elementos necesarios para el desarrollo y expansión eléctrica en las bodegas de Flandes, esto tiene como consecuencia más tarde en lo que se refiere a la generación, el apagón general Nacional  en el gobierno de Gaviria. En esta época, se realiza la interconexión Nacional por medio de líneas de 15 KV, quedando conectadas todas las poblaciones del Tolima de sur a Norte y de Oriente a Occidente y,  la puesta en marcha de la hidroeléctrica de Rio Prado. Todo marchaba bien; trabajadores, ingresos, expansión y, el servicio bajo el mando del insigne gerente Dr. Germán Hoyos Jaramillo que durante 15 años con toda pulcritud manejo la empresa, a quien el departamento le negó la condecoración de “Calarca”, por  calumnias y errores de quienes querían sacarlo.
Como todo no es prosperidad, desde hacía algunos años la electrificadora la veían como un botín político y, no lo habían podido hacerlo por la labor del Dr. Hoyos y su apoyo político de los Jaramillos, se tenía que buscar la forma, por los puestos y por  la electrificación rural que comenzaba a dar votos, donde se le dio bienestar a nuestros campesinos, pero no se previó la entrada de estos al mundo del consumo, por ejemplo; se cambio el molinillo de madera por la licuadora etc.,  y así sucesivamente. Las garras políticas estaban listas para caer sobre la electrificadora y el camino se prestó; el Dr. Hoyos cometió el error de querer seguir de Gerente, perdió el apoyo político de sus familiares Jaramillos, problemas familiares y personales cayeron sobre él y,  la llegada a la presidencia de Belisario Betancurt, el partido conservador vio la oportunidad de llegar al mando de la electrificadora.
Es la década de los 80, la década del desastre económico de la Empresa, en primer lugar Hidroprado cuya generación total era del Tolima, el gobierno Central con beneplácito de los políticos Tolimenses, parte su generación con porcentajes que deja al Tolima solo con el 60% y, el resto para el Huila y Cundinamarca sin razón alguna. Llega  la estratificación, una idea muy loable, pero en la realidad no ha sido como lo creyeron los que la implantaron, baja los recaudos en un 30%. No solo se bajaron sus ingresos, sino que la Empresa tuvo que subsidiar los extractos 1 y 2, los más numerosos de los usuarios en el Tolima, por casi 10 años, sin ninguna retribución en este gasto. La electrificación rural, un objetivo esencial para el desarrollo de la región, se construye generalmente con ingresos de la electrificadora pues los aportes Nacionales, siempre llegan tarde y sus costos a veces en la realidad llegan al 30% más costoso como fue diseñado. Esto no solo sucede con los proyectos de las electrificadora sino también con los proyectos de la Federación de cafeteros.  En un informe que le presente al Dr. Hoyos en sus últimos años de su gerencia le mostré que la empresa había gastado más de $50 millones de dólares en estos subsidios y, para rematar como el partido conservador no pudo obtener los puestos de los altos funcionarios, con complicidad del jefe de personal, y el beneplácito del subgerente de filiales y, con algunos estudios de reforma administrativa,  se aumento la nomina de 500 personas a mil, incluyendo burocracia en altos puestos.
El señor Jaime Osorio, tolimense oriundo de Anzoátegui, quien nos había podido colaborar en este periodo,  nombrado como subgerente de Filiales de Icel, hizo todo lo contrario; Por el afán de “dinamitar” la estadía del Dr. Hoyos, nos creó una mala fama Nacional de burócratas sin oficio, nos vinculo con costos altísimos a una línea para ampliar el servicio al Huila Tolima y Girardot, donde nos embargaron las cuentas por no pagar el cable usado en ella, por la electrificadora de Santander donde el era el representante de Icel en la junta directiva, auspicio la electrificación rural para su municipio en dólares a costillas de la electrificadora,  no quiso apoyar la construcción y su respectiva subestación de Melgar que nos había evitado el famoso BOOT y,  fue el punto final de la electrificadora. Como buen Tolimense en los puestos públicos Nacionales, para su región no le sirvió nada su estadía en este alto puesto, fue todo lo contrario, marco el camino final. 
Termina este periodo con una gran crisis económica, traen  como salvador al Dr. Nichols con beneplácito de la dirigencia privada especialmente la ADT, un funcionario que se había caracterizado en el Icel por borrachín, inepto, lo único que sobresalía era la afinidad política por parte de su hermana, una relacionista importante en el ámbito Nacional. Fue un alivio para el Gerente del Icel, que se fuera para el Tolima; pero la administración de este personaje no fue un éxito, pues los problemas de la Electrificadora crecieron.
Como los malos eran los trabajadores, la solución fue eliminarlos y,  lo hacen con dos indemnizaciones que cuestan aproximadamente $30.000 millones, que es una de las cosas que anota el exsenador García, no tanto por la indemnización sino por la forma como estos trabajadores la gastaron. Qué diferencia hay entre un BOT que costo $75.000 millones de pesos, costos obtenidos por un contratista por su labor de 3 años, a $30.000 millones conseguidos por casi 1000 trabajadores por su labor de 50 años. Y eso que en el caso del BOOT, un conocido jurista tolimense que ahora es asesor de la alcaldía de Ibagué,  solicitaba $150.000 millones. Que tragón despiadado?
El punto final de toda esta historia resumida, que parece más una novela es el BOOT, cuyo objetivo fue mejorar el servicio en la zona de Melgar, Icononzo, Cunday, Carmen de Apicalà, donde la gente de la comarca se sublevo en los primeros años de la década de los 90 con razón. Sin dinero y, con un hecho apremiante se encontró con un nueva forma de financiar obras en el sector eléctrico, era la modalidad del BOOT, implantada en el país después del apagón de Gaviria. Modalidad donde un contratista hábil podía usarlo y jugar como público y privado para su propio bienestar y, este lo consigue por medio de una junta directiva amañada con gerente incluido,  donde el representante del Ministerio Omar Cárdenas es su mejor representante, quien  había hecho esta tarea también en el ICEL con dos contratos (Subestación San Felipe y Subestación Mirolindo) y, una junta donde la mayoría no cumplían su labor a cabalidad, con excepción de Besariòn Moreno que en paz descanse; en las actas están todas sus objeciones, a la forma como fueron ampliando el proyecto de $4.500 millones a casi $25.000 millones, incluyendo casi todo por contratar en esa zona, hasta jardineros en dólares, de un “charrascal” en la subestación de Flandes. Sin razón alguna. La única sanción de este caso fue hecho contra Omar Cárdenas y el exgobernador Peñaloza que en paz descanse de destitución de sus puestos, años después de haberlos dejados por la Procuraduría. 
Pero el que más contribuyo a este contrato  fue el señor Hernando Mejía,  sin experiencia en el sector eléctrico, creo que solo conocía de electricidad en el “tábano” que le colocaba al ganado cuando lo subía a los carros de transporte, veterinario, una buena persona como se dice, nombrado por aceptación de la ADT, según el exsenador García  (No creo) cuya gerencia en el Fondo Ganadero y la Electrificadora fue un completo fiasco; “un mico en una vidriera”, como dijeron cuando el general Mosquera llego al poder por primera vez en el siglo XIX  firmo todo lo que el contratista puso en su mano, hasta que una protesta general de los ingenieros, lo obligo  a dejar el puesto. Quien lo nombro es la pregunta del millón? Si no fue García quién?
Dándole la estocada final está el señor Peñaloza, quien su administración con sus “áulicos” fue otro desastre y,  cuya contratación no ha tenido ninguna sanción pues firmo antes de irse, contratos y adjudicación en un periodo de 15 días, con clausulas imposibles de cumplir, sino solamente por los”bendecidos” por una suma de $30.000 millones, contratando hasta los mensajeros.
Todo esto hecho por tolimenses, donde mostraron solo beneficiarse mutualmente, el gobierno Nacional no vio otro camino sino de vender, tristemente creímos caer en manos expertas con experiencia y dinero, pero fue todo lo contrario, además  según el exsenador se hizo violando todas las disposiciones al respecto, cayendo en  un personaje cuyo objetivo es hacer capital con el dinero de los usuarios, con el beneplácito de la clase dirigente y privada. Porque no hay una investigación sobre este caso, señor Fiscal muy amigo y exasesor jurídico de estos señores?
Señor exsenador García, si “Hidroprado” se lo cambiaron por un “plato de lentejas”,  la Electrificadora fue por nada y,  no fue entregado su valor al Tolima, como lo hicieron con el dinero de la Electrificadora de Boyacá al departamento de Boyacá recientemente, porque? A que se debe ese tratamiento señores congresistas, con esta región. Es que somos los “pendejos o los mensos”  del país? Despierten en sus curules no solo no calienten sus puestos sino hagan algo por su región?